Hoy tenemos un acertijo de pensamiento lateral, para mí los más odiados porque casi nunca se me ocurren.
Resulta que un tren hace un recorrido que consta de 100 paradas. Bajarse en la primera estación costaría un céntimo (muy barato, sí. En mi mundo de enigmas mando yo y decido que los precios son baratos. Ya sabéis, votadme en las próximas elecciones). Bajarse en la segunda estación costaría dos céntimos, en la tercera tres céntimos, y así sucesivamente hasta la última estación, en la que por atravesar el país y recorrer cien paradas se te cobra 1 euro.
Un tipejo llamado Zaebos entra en el tren, le entrega 1 euro al revisor y éste, sin mediar palabra, guarda el dinero y le da un billete hasta la última parada.
¿Por qué da por supuesto que no se quiere bajar en una estación más cercana?
Pd: Viajante y revisor no se habían visto antes.
Pd2: El viajante no va vestido con el traje popular de la zona correspondiente a la última parada.
Pd3: No hablan en lenguaje de signos ni pueden leerse las mentes.
5 comentarios:
¿Será porque le he dado los 100 céntimos en calderilla?
Opino como Zaebos
No vale..., ¡Zaebos fue el viajante! XD
D. Manuel, no sabía yo de su erudición demoníaca. Por cierto, ¿el cocodrilo viajó gratis, o se quedó en tierra? Se tiene usted que esmerar: ya se los aciertan a la primera. Un saludo.
Amigo John... su "demonio" Zaebos es uno de los principales personajes de mi inminente novela. Del demonio no le ha quedado más que el nombre.
¿Lo habías acertado tú o has venido directamente a los comentarios? Yo eché un ratito con éste.
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