lunes, 30 de enero de 2012

THE DYING SWAN EN UN MARZO NEGRO

Me llegan noticias del cierre de una nueva editorial de género. En esta ocasión ha sido NGC ficción, una pequeña empresa que en los últimos años había apostado por la ficción y el terror made in spain.
Miles de imbéciles borregos manipulables, incapaces de ver las repercusiones de sus actos, demostrando que la estupidez puede hacer mucho más daño que las armas, se pasan día a día en sus redes sociales imágenes como ésta, pretendiendo castigar con ello a las grandes compañías para que entiendan que el poder lo tiene el pueblo y no ellos, que se oponen a SINDES, SOPAS y demás.


Seríais capaces de incendiar todos los bosques del planeta con tal de herir a Dios tocándole su obra, so idiotas.
Pataleta sí, pero no a costa de todo lo bueno que, con mucho esfuerzo, se ha construido en los últimos años. No a costa del cisne. Bastante moribundo está como para darle la estocada de esta manera. Las grandes editoriales se descojonan con estos gestos. En cambio, para las pequeñas puede suponer la diferencia entre el ser y el no ser. 
De todas formas, apenas me sorprende ya nada a estas alturas pues, ¿qué se puede esperar de un país que aún tiene como referencia musical a los 40 principales?
Yo apuesto por un marzo blanco. Compraré un buen libro, un buen disco y una buena película. A ser posible, buscaré calidad no publicitada y sello independiente. No quiero que más cisnes mueran.



Nunca antes había visto a alguien expresar tanto con los brazos. Increíble y mágica lección de danza de Maya Plisetskaya a los 61 años.

sábado, 21 de enero de 2012

MOZART TAMBIÉN COMPUSO EN EL SIGLO XXI

Esto de ver cómo los compositores de hoy plagian/copian/se-inspiran/imitan a los grandes clásicos se está empezando a convertir en un vicio.
Hoy os traigo esta obra de Mozart, conocida popularmente en España como "Campanitas del lugar", y que en realidad son las 12 variaciones KV-265 de la canción infantil francesa datada de 1761 "Ah, vous dirae-je, mamam"



Este tema se ha convertido en todo un clásico de la música infantil, con distintas versiones según el país. Una de las últimas es ésta, de Fredrika Stahl, que se inspira en la versión británica del poema "twinkle twinkle little star", y que puede resultar conocida por haberse utilizado recientemente en un anuncio de coches. Muy personal, aunque al menos no se puede decir que la haya mancillado. Perfecta para antes de irse a la cama.

Yo escucho esta melodía, y no puedo dejar de pensar en Barrio Sésamo, pero me viene a la cabeza algo así como "si aparece un pajarito, no te lo devores frito". No he encontrado nada al respecto en la red... ¿lo habré soñado?

viernes, 6 de enero de 2012

LECTURA RECOMENDADA: LA NARANJA MECÁNICA, DE ANTHONY BURGESS

Bestial, sublime, perturbadora, desasosegante y difícil de leer. Por el momento son las únicas palabras con las que podría calificar esta increíble novela de A. Burgess. Si nunca hubiésemos oído hablar de este libro, el punto de partida tan arriesgado del autor bien podría provocar más de un abandono prematuro motivado por el difícil lenguaje propio (el nadsat, una especie de jerga adolescente callejera) que se alterna con el idioma convencional. En las nuevas ediciones se incluye al final del libro un glosario para facilitar dicha adaptación, aunque el propio autor siempre ha afirmado que él escribió el texto de tal manera que el lector fuese aprendiendo el nadsat de manera natural.
Una novela de contrastes, en la que el protagonista es un líder adolescente psicópata y ultraviolento, amante de la música clásica y en particular de Beethoven, Mozart, Mendelsson y Bach (en la película sólo hacen hincapié en Beethoven).
No pasó desapercibida tanta violencia no gratuita para el inspirado S. Kubrick, quien poco después de la publicación del libro dirigió una cinta que, para mi gusto, debe figurar en cualquier videoteca que se precie. 
Eso sí, hace escasas semanas volví a ver la película después de más de veinte años, y reconozco que me quedé un tanto pillado con el final. ¡No lo recordaba así! Investigando un poco, busqué el libro en mi modesta biblioteca y encontré la respuesta:
Burgess, a quien habían diagnosticado un tumor cerebral terminal cuando aún no había hecho nada importante, empezó a escribir como un loco con la noble pretensión de que algo de lo que hiciera pudiera ser explotado por su esposa después de su muerte. Dos años después, la noticia de su tumor resultó ser falsa (por un lado, menudo notición. Por el otro, entiendo que se sintiera con ganas de tolchocar a todo Dios), y él había escrito algunas obras importantes, entre ellas The Clockwork Orange, que constaba de 21 capítulos.
Por estas cosas que nos pasan a los escritores muertos de hambre (que nos lo tragamos todo), el libro gustó a su editor americano (Burgess, que por aquel entonces era un don nadie, era británico), pero le dijo que sobraba el último capítulo, de modo que en EEUU sólo se publicaron 20 capítulos. Al poco, el libro también fue aceptado en el Reino Unido, aunque en su versión completa. Todas las copias que han llegado a Europa se han traducido de la versión británica, de modo que por suerte yo tengo la versión original y extendida del libro. Kubrick, como americano que era, terminó su obra con la misma frase con la que Burgess termina su capítulo 20.
No me enredo más. Un libro imprescindible y una película genial. Ah, fantástica la música y fantástico el papel de Malcolm McDowel.