Es un tanto mareante este problema, tengo que reconocerlo.
Lo más normal es querer quedarse con la puerta elegida inicialmente, lo cual sería una mala estrategia. Me explico:
Inicialmente eliges una puerta, luego tu probabilidad inicial es del 33,3% de acertar. El hecho de que el presentador abra una puerta no afecta a tu probabilidad, pero sí que afecta a la probabilidad de la otra puerta, la que queda por abrir, que habrá aglutinado las probabilidades del caso contrario al tuyo. Dicho de otro modo, la otra puerta, para sorpresa de todos, tendrá una probabilidad del 66,6% de éxito.
Pondré un ejemplo un poco más bestia.
Vuelvo a ser presentador del concurso, y esta vez hay mil puertas. Una de ellas lleva premio, y las otras 999 no.
Tú eliges una, por ejemplo, la puerta número cuatro, y yo te ofrezco la posibilidad de cambiar tu puerta número cuatro por TODAS las mías. Una puerta a cambio de 999 puertas. Cambiarías, ¿verdad?
En vez de ofrecerte esto, lo que hago es abrir las 998 puertas que sepa que no tienen premio, y entonces, una vez que queden sólo tu puerta número 4 y la mía (la 543), te ofrezco cambio.
¿Cambiarías o no? ¡Es lo mismo que cambiar una por todas!
Si no lo hacéis, es que sois un poco duros de mollera.
Y bobos, que todo habría que decirlo.
Un abrazo a todos. Si jugáis a esto, veréis que ganáis dos de cada tres veces usando la estrategia del cambio.
Lo más normal es querer quedarse con la puerta elegida inicialmente, lo cual sería una mala estrategia. Me explico:
Inicialmente eliges una puerta, luego tu probabilidad inicial es del 33,3% de acertar. El hecho de que el presentador abra una puerta no afecta a tu probabilidad, pero sí que afecta a la probabilidad de la otra puerta, la que queda por abrir, que habrá aglutinado las probabilidades del caso contrario al tuyo. Dicho de otro modo, la otra puerta, para sorpresa de todos, tendrá una probabilidad del 66,6% de éxito.
Pondré un ejemplo un poco más bestia.
Vuelvo a ser presentador del concurso, y esta vez hay mil puertas. Una de ellas lleva premio, y las otras 999 no.
Tú eliges una, por ejemplo, la puerta número cuatro, y yo te ofrezco la posibilidad de cambiar tu puerta número cuatro por TODAS las mías. Una puerta a cambio de 999 puertas. Cambiarías, ¿verdad?
En vez de ofrecerte esto, lo que hago es abrir las 998 puertas que sepa que no tienen premio, y entonces, una vez que queden sólo tu puerta número 4 y la mía (la 543), te ofrezco cambio.
¿Cambiarías o no? ¡Es lo mismo que cambiar una por todas!
Si no lo hacéis, es que sois un poco duros de mollera.
Y bobos, que todo habría que decirlo.
Un abrazo a todos. Si jugáis a esto, veréis que ganáis dos de cada tres veces usando la estrategia del cambio.
2 comentarios:
Pero, tú no fuiste al concurso Allá tú????
Ostras, es verdad xDDDD
Se lo haré a mi profe de mates, el premio será que me ponga el 8 en la final!! ò_ó jajajajaj
Publicar un comentario