Las noticias de la última semana son tan lamentables que ya ni me indigno. Supongo que después de tantos golpes estoy en estado de shock, me he quedado medio tonto y falto de respuesta, al igual que está toda la nación española desde tiempos de Aznar mínimo. En este aspecto, el subconsciente debió traicionarme. Cuando escribí un libro sobre el que tal vez pueda ser el personaje más tonto de la historia de la literatura, León González, nunca creí que el hecho de saber tanto de un tonto me convertía ineludiblemente en uno. ¿Cómo, si no, iba a saber tanto del tema?
Lo más curioso es que me siento como un imbécil, pero creo que no soy el único. Estamos en un país de imbéciles.
Tenemos por un lado al señor Rajoy, cuyo silencio ante los periodistas resulta doloroso y preocupante. Por supuesto que la clase política está para dirigir, pero nunca se habló nada de que había de hacerlo desde el oscurantismo. Silencio después de aprobar su reforma laboral; silencio después de sufrir una huelga general; silencio después de subir los impuestos (este silencio es explicable, pues en campaña dijo que no lo haría); silencio después de aprobar unos presupuestos que no han convencido ni a propios ni a extraños, en vista del castigo que estamos recibiendo en forma de desconfianza en los mercados; silencio después de aprobar una vergonzosa amnistía fiscal; silencio después de que a Arenas le den un buen palo en Andalucía cuando lo tenía todo de cara...
Hay que tener dos huevos, Sr. Rajoy, y saber dar la cara y explicarse. Los mercados necesitan confiar, y nadie va a confiar en alguien que va por la vida en plan lord sith.
Y aquí yo me planteo una cosa: ¿por qué no habla, cuando el hecho de hablar podría servir para despejar muchas incógnitas? Y la única respuesta que me viene a la cabeza duele: no habla porque no puede justificarse. La diferencia entre el Sr. Rajoy y mi León González es que el primero conoce el dicho "mejor callarse y parecer tonto, que hablar y demostrarlo".
Olvidando al Sr. Rajoy, tenemos por otro lado una de sus criaturas: la amnistía fiscal que tanto dinero va a reportarnos, y que a tantos chorizos les va a permitir comprar su honorabilidad, al igual que hizo el Papa León X con su taxa camarae. Si la historia se repite, y en esto los tontos tenemos mucho que aportar para que así sea, la amnistía fiscal acabará valiendo para delitos que aún no se han cometido, al igual que siglos atrás los nobles podían pagar para anular sus pecados antes de haberlos cometido.
Hablando de iglesia, también lamentable es que se quiera recortar 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación, mientras que la partida que recibe la iglesia de las arcas públicas sea de 10.000 millones. No pasa nada, se puede pasar por la vida estando enfermo y siendo un borrego, pero ¿cómo podríamos vivir sin estar en comunión con el Altísimo?
Como de arcas públicas y partidas va esto, tampoco nos podemos olvidar de que nos van a meter la tijera más que a un quinto en su primer día mientras que a la Casa Real le recortarán un minúsculo 2%. Ante esta noticia preocupante (¡oye, que un 2% de mucho, es mucho!) la Casa Real ha reaccionado bajando el sueldo a su personal, porque claro, ni al niño Froilán pueden dejarle sin escopeta nueva que no se dispare sola, ni al pobre del rey lo vamos a dejar sin sus safaris en Botswana para que mate elefantes, que manda cojones que esté el país en la ruina y al hombre, máxima representación de la nación, se le ocurra ir a relajarse y dejarse la pasta (espero, pero no confío, que no sea la de todos) por ahí fuera. Y encima, se rompe la cadera el pobre (de no haber ocurrido esto, ni nos enteramos de su escapadita ¿Cuántas de éstas hará al año?). Cuando regrese a España y sea ingresado en un hospital... ¿se aplicará a sí mismo el copago? Desde luego, al pobre Felipe le están creciendo los enanos. Tanto prepararse el hombre, y su familia al completo parece la más empecinada en instaurar la III República.
Nunca pensé, dos años atrás cuando escribí las aventuras de mi santo tontorrón, que la León-manía se extendería tanto y que todo el mundo querría convertirse en el Rey "León".
7 comentarios:
Buenísimo, no es por desmerecer a las otras pero esta nueva entrada tuya es por ahora de las mejorcitas ó más que has publicado.¡Enhorabuena!
¡Ah! se me olvidaba; Rajoy está callado porque si hablara no tendría más remedio que decir aquello de..."MIRE USTED, YO ES QUE SOY TONTO". ¿Os suena? J.L.
La realidad siempre supera la ficción. Porque mientras esta es fruto del ingenio humano, aquella es fruto de la estulticia.
pues yo digo que si ahora el rey tiene 45 día de baja que le apliquen la nueva reforma laboral de Rajoy, así que a la calle!!!!
J.L... sí que me suena la frase. ¡La escribí yo!
Lunes... estupidez a la que se suma, diría yo, un toque de picardía. Una mala mezcla.
Encarni... jeje, por una vez te veo indignada.
Oye, Amaro, no te olvides de lo callandito que estaba siempre Zapatero, que solía ocultarse tras la vicepresidenta Fernandez de la Vega y se quedaba tan fresco.
A cada cual lo suyo...
Un abrazo, con frío y lluvia en los mandriles
Mery... no menciones ni a Zapatero ni a Franco, no sea que vuelvan.
¡Muy bueno, mozo!
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