jueves, 31 de mayo de 2012

HOY APOYO A LOS POLÍTICOS

Después de meses -años diría- criticando y criticando a nuestra clase política hasta tal extremo que me han empezado a criticar a mí, tachándome unos de partidista y otros de simple cascarrabias, hoy voy a apoyarlos. Los apoyaré porque todo lo hacen con un motivo superior que, simplemente, no entendemos los simples ciudadanos de a pie, un motivo que no nos hemos parado siquiera a preguntarles. 
Hoy me he levantado empático perdido y he pensado en ese motivo, y cuando lo he encontrado me he reprochado a mí mismo lo injusto que he sido durante todo este tiempo.
Un político no miente en campaña: simplemente se equivoca y corrige sobre la marcha por evitar males mayores, pensando siempre en el pueblo llano.
Un político no facilita subvenciones y contratas a familiares y amigos de forma indiscriminada: es un mero asunto de confianza. Contratar a tu hermano te da la seguridad de que ese trabajo te lo harán bien y que un desconocido no va a perjudicar con sus mala praxis al pueblo llano.
Un político no asiste a cenas de gala con trajes de Armani por capricho (¡con lo bien que estaría con bermudas y camiseta, leche!). Se trata de una inversión ridícula con la que afianzar vínculos con adinerados hombres de negocios extranjeros que bien pudieran dejarse su dinero en nuestra patria nación y con ello favorecer al pueblo llano.
Hace dos días se publicó en el BOE un anuncio de contratación de 36 vehículos para la Diputación de Sevilla, por la irrisoria cantidad de 1.2 millones de euros (por favor, ¿qué es esta minucia, esta bolsa de pipas, cuando la deuda española se mueve en billones?). Rápidamente los medios de comunicación, carroña depredadora, se hicieron eco de la noticia y atacaron sin compasión a los políticos, y en particular a Griñán, por pretender alquilar 36 coches oficiales cuyo valor de alquiler me sale (dividiendo 1.2 millones entre 36) a tan solo 33.000 euros. ¿Es que nadie se da cuenta de que comprarlos hubiera supuesto más del doble, puesto que todos los coches son Mercedes de gama alta y Audis A8? ¡Si ellos lo hacen por ahorrar, leñe! ¡Que es mejor recortar en coches que echar a más profesores, ay! Que el pobre de Griñán haya pedido el suyo con tapicería de cuero y con cristal que lo insonorice del conductor atiende a altos motivos, esos que nunca alcanzamos a comprender y jamás preguntamos. He pensado mucho en ello, y entiendo que es necesario que esté insonorizado pues el conductor podría ser activista del islam con mala fe y ganas de filtrar información importante a wikileaks. Y lo del cuero también es imprescindible para que al hombre no le salgan sarpullidos del escay que luego pudieran derivar en hemorroides que a su vez le puedan impedir asistir a una importante reunión para salvar el mundo, y caso de conseguirlo, intentar salvar después a Bankia.
En serio, queridos lectores, haced como yo y enterrad el hacha de guerra. Reflexionad un poco, que tras rajadas y rajadas en todas las redes sociales y medios que se tercien, a nuestros pobres políticos les pitan tanto los oídos que apenas pueden conciliar el sueño. ¿Y cómo van a hacer bien su trabajo si no pueden dormir los pobres?
Haced como yo y apoyadlos.
Pd: No sé por qué me viene a la mente el día que se me acercó un yonki, jeringuilla en mano (aunque no la mostraba amenazante), y me pidió una ayudita económica, argumentando que era mejor pedir el dinero que robarlo.

4 comentarios:

María dijo...

Absolutamente genial. Pero, por más que lo intento, no consigo empatizar tanto como tú...se me revuelve el estómago de pensar en el culo de Griñán sobre el cuero.

Manuel Amaro dijo...

María... entro de puntillas y sin hacer ruido, que no quiero turbar tus pensamientos eróticos.

Anónimo dijo...

Me gusta su recurso a la ironía, que roza el sarcasmo.
Lo siento. Yo he tenido que ser más directo.

Anónimo dijo...

Pues yo he usado hace tiempo una pomada fenomenal para las almorranas; pero lo mejor es poner la parte noble sobre tejido de seda natural fabricada con hilo que sale del capullo de la maricosa japonesa. J.L.