miércoles, 18 de octubre de 2017

Reseña de Dioses y Corderos

Por Soraya Murillo
Cuando terminé de leer este libro, me encontré con la duda de cómo comentarlo. No era, y eso lo supe con unas pocas páginas leídas, un libro  común.  Después de mucho pensar, decidí buscar la solución más sencilla: comenzar con unas simples y claras preguntas.
¿Cuánto hace que no leéis un libro para reflexionar, para interactuar con  lo que en él hay escrito? ¿Os  consideráis  lectores inteligentes o sois lectores pasivos? Si eres un lector al que le gusta todo mascado,  que simplemente busca leer sin más, esperando el fin del libro,  Manuel Amaro no es esa clase de autor, él no se dedica a eso. Con estas historias, tuvo muy claro lo que quería dejar en mano del lector, trabajo para  que sus mentes interactuaran con la obra y terminasen de construir lo que puede ser uno de los mejores libros que he leído.
Vale, si esto está muy bien ¿Pero de qué va este libro?  Pues en realidad, al contrario de lo que pudiera parecer, yo diría que no son historias cortas al uso. Sus relatos van de personajes  que viven un terror propio, un infierno en cierto modo personal y reconocible. Un terror interior que cada uno de nosotros llevamos dentro de forma inherente, aunque oculto bajo la superficie.  No, no son  relatos cortos aunque parezca que sí lo son.  Los relatos cortos  los lees, te cuentan una anécdota, tienen un final donde se resuelve la trama y vas a otro, punto. Pero aquí no. Ya os advertí que su autor quiere jugar con nosotros, quiere que penséis.  Por lo tanto, cuando terminéis de leer uno, solo será un paso más para saber la totalidad de la historia, ya que los siguientes relatos y no por orden precisamente, irán revelando  la verdad.
 ¿Os parece complicado? Bah, no lo es en absoluto. Solo debéis ir leyendo, seguir las pistas y montar el puzle ahí creado. Ir juntando piezas, y la grandísima historia que se dejó escrita llegará hasta vuestra mente por sí misma y la entenderéis.
 Doce historias, donde podréis encontrar Gusanos amorfos que llegaron con la extraña niebla, unos bichos aterradores  que hacen enloquecedores crujidos mientras se arrastran.  Un chico con tics faciales, que solo se calman cuando… Una ciudad silenciosa, un tren que lleva dentro unos peculiares pasajeros, una historia  donde la muerte no es el fin. Un hombre Dios que al tocarte te pasa su sufrimiento.  ¿Qué sentirías si despertaras dentro de un muro emparedado  y no supieras que haces ahí metido? 
Descansemos un poco y hablemos  de los personajes.   Esos personajes que se aferran a la vida como sea. Prestadles atención y observadlos con tranquilidad, sin prisa, ya que algunos de ellos pueden parecer pueriles y sin peso, en una historia no parecen tener importancia, pero para nuestra sorpresa, en otra serán la clave de todo.  En cuanto a estilo, una narración sencilla, directa, nada recargada y con la que iremos entendiendo y enlazando tramas,  porque si su autor nos metió en un laberinto y cada paso que damos más cerca de la salida, vamos comprendiendo donde empieza y acaba todo.
 Seguimos  con Una conversación trivial.  O mejor dicho, cuando se juega a ser Dios, cuando en realidad solo se es un cordero.  El cerco ¿Te imaginas ser un policía y tener la sospecha que tú mejor amigo es un asesino? 
Llegaremos a la que es para mí la parte más difícil de entender. Al caos, una fórmula que permite adivinar el futuro.  Con Sujeto Darwin, entenderemos el temor de convertirnos en aquello que tanto nos asusta, un nuevo ser creado de….
 Nos quedan los tres últimos.  Un mirón que,  sin saberlo, estará espiando a alguien muy especial. Un grupo de supervivientes que  comienzan a entenderlo todo.  Y Xhana negra poseída por un espíritu.
 Todo esto vais a encontrar. Pero recordad que el orden deberéis buscarlo vosotros. Profecías que se cumplen, humanos que se creen fuertes -intocables, casi Dioses- , pero que  lloran , gritan, suplican. Deteneros un instante a admirar la portada. Un ángel negro sobre las miserias humanas. Pero ahí, en lo alto, una estrella. Entendedlo, simplemente entendedlo…
 Maravilloso libro, maravilloso libro, maravilloso libro. 

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