Muchas carambolas se han tenido que dar para que este libro haya visto la luz:
En primer lugar, que un piltrafilla como yo se haya convencido de que las historias eran buenas e iban a resultar atractivas, entretenidas e incluso impactantes, y en esto tienen mucha culpa los amigos y familiares que no se han hartado de calentarme la cabeza casi a diario con su entusiasmo. No hace falta nombrarlos, son muchos y ellos saben quiénes son. Y yo también. Mil gracias.
En segundo lugar, que un editor local, D. Pablo Utrera, haya leído mis historias y haya puesto a mi disposición toda su experiencia y conocimientos a la hora de editar y publicar este libro. Gracias.
En tercer lugar, que un dibujante de talla internacional como Miguel Ángel Cáceres haya dedicado parte de su apretada agenda a realizar las increíbles ilustraciones del libro. Ya sé que este paso no era necesario para la publicación, pero hay que reconocer que los dibujos le dan a Fobos un atractivo especial que de otra forma no tendría. Gracias.
Por último, que la edición de este libro haya tenido lugar en una etapa de mi vida en la que me encontraba algo más desahogado económicamente porque, con un nombre como el mío, no me ayudan ni conocen ni en mi casa. Y cuando hablo de casa me refiero a la ciudad en la que vivo y que me vio nacer. Es lo que tiene ser un Juan nadie. ¿Os queréis creer que, 5 meses después de la presentación del libro, no hay biblioteca en Andújar que tenga el libro de este andujeño? (a pesar de que el libro fue presentado en un acto público, y lleva en su contraportada el escudo de la ciudad. Recordadme que lo quite en posteriores ediciones).
Lo que digo, es lo malo de ser un John Doe, un Juan nadie, o como a mí me gusta más: un piltrafilla.