jueves, 12 de diciembre de 2013

DOS AÑOS PARA LAVAR SU IMAGEN

A nuestro Gobierno le quedan dos años para voltear una situación que, por presiones externas, se les ha puesto muy cuesta arriba. Necesitan ganar votos, necesitan anquilosar sus traseros en sus privilegiadas atalayas, y que nadie dude de que van a hacer lo que sea necesario para ello.
Mentirán. Manipularán datos. Harán ver que lo negro es blanco. 
Alguien dirá que un dato es un dato y no se puede manipular. Claro que se puede. Si desde Europa nos han impuesto un objetivo de déficit y no se va a cumplir, basta con retrasar ciertos pagos, eliminar funcionariado, privatizar por aquí un poco y por allá un mucho, recortar pagas y extras y voilá, ya tenemos un 1% menos de déficit.
El objetivo, una vez que se tiene a la sociedad de uñas, es voltear la situación. La próxima estrategia consistirá en anunciar recuperación. Como el déficit va por buen camino a costa del sufrimiento ciudadano, los mercados andan relajados y nuestra prima de riesgo sigue siendo estable (a día de hoy 228 puntos básicos. Alta, pero estable).
Poco a poco irán anunciando bajadas de impuestos, a pesar de que en Europa han dicho que de eso nada. ¿Cómo lo harán, pues? Bajando los impuestos directos y subiendo los indirectos. En lenguaje llano, se les llenará la boca con la bajada de ciertos impuestos a la renta, y subirán el del tabaco (argumentando que fumar mata y bla, bla, bla), el del combustible (a pesar de que se prevé que el precio del crudo va a caer) y el de los productos básicos (haciéndonos ver que sólo nos equiparamos a Europa). 
Las cifras de paro mejorarán. No podían ir peor, claro. Lo que no dirán es que muchos de los que ya no están parados es porque se han ido al extranjero (es escalofriante la cifra de emigrantes del primer semestre del 2013) o tienen unos contratos muy precarios, de menos de un mes, gracias a la reforma laboral que se han cuajado.
Para evitar que las bestias políticas que más se han desgastado en esta legislatura (Wert, Montoro...) resten votos gracias a la antipatía natural y merecida que provocan, estos anunciarán su retirada del cargo poco antes de acabar el mandato y se presentarán nuevas caras que sonreirán y ofrecerán amor al pueblo. A los nombrados antes los colocarán en puestos alejados de la política nacional. Yo apuesto por el Parlamento Europeo. En caso de que se retiren de la política, una gran empresa les ofrecerá un contrato millonario e irresistible.
Y ya que hablamos de empresas, hablemos de financiación. La historia sigue igual y no ha cambiado desde los tiempos de Bárcenas. Cada vez que se privatiza algo, decenas de grandes empresas se benefician de ello. Este mercado tendrá que demostrar su gratitud, aunque las oscuras formas en que lo hará me son completamente ajenas. Que cada cual le eche imaginación. Hospitales privados, blanqueadores de dinero, compradores de viviendas sociales, empresas de seguridad..., todos tienen mucho que agradecer al actual Gobierno.
Como diría Rhett Butler, el antihéroe de la novela de Margaret Mitchell (y permitidme no parafrasearlo exactamente), en una guerra pierden casi todos mientras que unos pocos se enriquecen.
Y esto que nos está pasando, estimados amigos, no es más que una guerra en la que sólo se pegan los tiros desde un lado.

martes, 3 de diciembre de 2013

TEORÍA DE UNA CONSPIRACIÓN

Algunas veces me paro a empatizar con los políticos y lo paso mal. En serio. Ser político de los que encabezan debe resultar una tarea muy dura. Digan lo que digan, cae mal. Hagan lo que hagan, sufrirán burlas, mofas, insultos, descalificaciones de opositores, ciudadanos, homólogos europeos y medios de comunicación. Sus decisiones pueden ser malinterpretadas en el futuro y llevarlos delante de un juez. Un patinazo en una concesión, una mala gestión contable o una recalificación sospechosa puede suponer que el político de turno, pobrecillo, dé con sus huesos en la cárcel.
De verdad, ¿a quién le merece la pena tanto penar por un sueldo que, en el mejor de los casos, para diputado, es de unos 60.000 euros anuales? Algunos dirán que no está mal, que mejor eso que el subsidio por desempleo, pero oiga, que estos señores que nos gobiernan no suelen ser mindundis. El ministro De Guindos curró en Lehman Brothers (no creo que ganara poco). Wert (maldito seas), al igual que Montoro, fueron profesores universitarios, Rajoy es registrador de la propiedad, la Cospe abogada con oposición...
No se morían de hambre, pero decidieron convertirse en las personas más odiadas de España. ¿Por gusto? ¿Porque alguno tenía que sacrificarse por el bien común?
Aquí descuadra algo, claro. Aquí o se mete bien la mano, o hay que ser terriblemente gilipollas para soportar casi gratuitamente las iras de millones de españoles. 
No creo que lo que diga de aquí en adelante extrañe a nadie, pero qué queréis que os diga, no será más que una teoría conspiratoria. Vamos, que lo creeremos o no, pero jamás lo vamos a demostrar.
¿Qué beneficio saca esta gente? ¿Por qué les compensa exponerse de esta manera?
En primer lugar, porque hubo un tiempo en el que hubo SOBRES. Igual sigue habiéndolos, pero están los tiempos para ser prudente. 
En segundo lugar, porque si uno está arriba, todos tus hermanos, hijos, primos, tíos, amigos de la infancia y demás tendrán la vida resuelta de una forma u otra. Si yo soy el dueño de una gran empresa y me llama Ana Mato para decirme que mañana irá un sobrino de prima hermana suyo a traerme un currículum, lo razonable es poner ese currículum en lugar visible porque igual pasado mañana tengo que concursar para que mi empresa haga unos trabajos regionales y bla bla bla. Así de fácil, indoloro, incoloro y sin marcas. El día en que un gitano alcance la Moncloa, nos vamos a enterar.
En tercer lugar, porque las grandes empresas siguen controlando la actividad política. Lo que hacen hoy es el espejo en el que se miran los políticos de mañana. Un asunto de gratitud a tiro pasado, en plan mafia siciliana. Tú me ayudas, y mañana te hago nadar en la abundancia, sin trampas ni cartón. Para muestra, un botón. Echadle un vistazo a la siguiente tabla, extraida de euribor.com, en la que se aprecian los buenos puestos que ahora tienen los ex-ministros, algunos de ellos personas que jamás habían dado un palo al agua excepto en política.


El asunto es evidente. Una evidencia tan clara como indemostrable. Nuestros actuales gobernantes aguantan el chaparrón porque les renta aguantarlo, no porque persigan la gloria ni busquen un ideal. Vivirán el resto de sus vidas entre algodones, viviendo en buenas urbanizaciones, comiendo en buenos restaurantes, jugando al golf y no mezclándose jamás con el pueblo llano que tanto los repudia. ¿Qué les importa?