lunes, 27 de agosto de 2012

SOMOS MODERNOS: TENEMOS CARRIL BICI

Antes de escribir una línea, quiero dejar claro que este artículo queda completamente desvinculado de cualquier tufo político (si alguien me viene siguiendo en el blog, dirá que como siempre).
Hoy se me ha agotado la paciencia con el carril bici de Andújar. Sinceramente, cuando vi que lo estaban haciendo me dije: "¿para qué un carril bici en una ciudad de apenas 40.000 habitantes que se recorre de extremo a extremo en 15 minutos andando?". Informaciones posteriores me dejaron claro que no se trataba de un carril bici para desplazarse, sino de un carril bici para ocio familiar. Vamos, como el que hace un columpio en un parque, pero haciéndolo en mitad de la calle y fastidiando a los que aparcan.
Después de empezar las obras, vinieron las quejas vecinales que no sirvieron para nada (hablamos de principios del 2011, con la crisis en plenas pompas), pues el carril bici había que hacerlo sí o sí porque si no se volatilizarían los 400.000 euros que la Consejería de Medio Ambiente había soltado para tal efecto (nada amigos, a gastar, que luego se les puede recortar a los funcionarios y a los parados).
Total, que ha pasado año y medio y el tráfico del carril bici se limita a un padre y un hijo cada catorce horas. Hablo con conocimiento de causa, pues el dichoso carril pasa por la puerta de mi casa. 
Después de este resumen general de los acontecimientos, paso a relatar mi propia experiencia de las últimas semanas. Y es que este verano me ha dado por coger la bici y estirar las piernas por el extrarradio y los caminos adyacentes. Al regresar entramos en la población justo en la zona del carril bici y en un trayecto de menos de un kilómetro nos encontramos con:
 -El carril bici se utiliza para que CIENTOS de personas paseen a pie por él. No exagero. Hoy he esquivado al menos a veinte. Y que no se apartan, oiga.
 -El carril bici se utiliza para aparcar el coche. Me he tenido que salir a la carretera dos veces.
 -El carril bici se utiliza para sentarse alejado del tráfico, con sillas y mesas portátiles, y comer pipas al anochecer.
 -El carril bici no es respetado por los coches que circulan. Me refiero a los cruces y pasos de peatones cruzados por éste.
 -El carril bici es el sitio perfecto para hacer botellón los sábados, quedando de esta guisa:

Y lo mejor de todo es que mientras circulas en bicicleta, cuando avisas que vas todos te miran con mala cara, y algunos incluso te increpan, porque claro, ¿qué demonios hace una bici circulando por el carril bici?
Pero claro, siempre podemos decir que Andújar es una ciudad moderna porque tenemos un carril bici. Por suerte nos ha pillado la crisis de lleno, que si no, lo próximo hubiera sido un aeropuerto.

viernes, 24 de agosto de 2012

EL TEATRO DE LOS PRODIGIOS

Hacía tiempo que se venía gestando este libro lleno de historias fantásticas, mágicas, cargadas de personajes profundos, situaciones inverosímiles y finales sorprendentes. Y durante casi todo ese proceso de gestación tengo que decir con orgullo que yo estuve en cierto modo presente.

Escrito por mi buen amigo Ramón Merino Collado, un escritor apasionado del género fantástico y un valor en alza para un futuro complicado en la difícil situación por la que están pasando en este momento las editoriales de género.
Personalmente tengo que destacar el relato Magna Veritas, un cuento en el más puro estilo de la ciencia ficción que transcurre en un planeta extraterrestre y en un futuro lejano. 
También cabe hacer mención a la excelente portada, una ilustración del autor japonés Ryohei Hase.
Supongo que se puede adquirir a través de vuestra librería de confianza o bien en las clásicas tiendas online.
Si alguna vez cae en vuestras manos, relajaros y disfrutad. Estamos ante un nuevo soplo de aire fresco en el panorama fantástico español.

lunes, 6 de agosto de 2012

OTRO TRAGO MÁS, CHAVELA VARGAS

Tuve el placer de verla en directo hace unos años, diría que más de quince, y ya era una anciana encantadora que se metía al público en el bolsillo a base de buen hacer, mucho encanto, y darse puñados en el corazón para lanzárnoslo mientras la vitoreábamos entre canción y canción.
Ya sólo nos quedan las imágenes. Otra grande que se va.