Nuestro pobre León González tendrá que sufrir en este libro innumerables desventuras, pero si tengo que hablar de un personaje que casi casi hace sombra al propio León en este libro, ese es el mismísimo Diablo, quien gusta de divertirse con todos los párrocos de pueblo que intentan exorcizarlo del cuerpo de un pequeño niño.
En esta ocasión León será designado popularmente, sin saber por qué, como salvador del niño y elegido para purificar el cuerpo del desdichado crío, dando lugar a una escena épica y a un enfrentamiento de personalidades como el mundo no había sido testigo en milenios.
Desde este alocado momento del que no pienso revelar demasiado, el demonio se convierte en sombra de León, y está dispuesto a absolutamente todo con tal de obtener sus favores y conseguir su alma -un alma ungida por la santidad- a cualquier precio.
Tentar a León González... ¿quién cree que sucumbirá, y a cambio de qué?