León González cuenta con un aliado en la sombra, un hombre robusto llamado Judas Escribano, hipocondríaco, protector de grimorios y poseedor del secreto familiar mejor guardado de la familia González: de dónde vienen los poderes de los santos González, y cómo utilizarlos.
León sabe que no es el aliado ideal (con ese nombre, nada bueno se puede esperar de él), ya que sospecha que tal vez sea Judas quien esté moviendo los hilos de su destino a placer, pero Judas no está dispuesto a perderlo de vista y a veces no viene mal una pequeña mano amiga entre tanto individuo interesado en atraparlo.