Que el mundo se está volviendo del revés no es nada nuevo. Lo llevo avisando, cual fatalista apocalíptico, desde que allá por 2007 me dio por escribir en este blog.
Ya veo algo más extraño que el vulgo -esa gran masa de gente que escucha los 40 principales porque es lo que más ponen en la radio, ven GH porque es lo que emiten en prime-time, y votan a PP y PSOE porque es lo único que ofrecen los medios subvencionados por PP y PSOE- no sea capaz de darse cuenta de que es el culpable de todo esto, por pasividad, por inacción o por lo que sea.
Y es que juegan con nosotros como les da la real gana. El señor Wert (apellido que significa agallas, valor, cojones, en el idioma de la Merkel...) ha llegado imponiendo sus santos werts sin importarle un pimiento lo que barra a su paso. Al caballero (mi jefe, sea dicho de paso) le ha entrado una neura con los toros, esos animalitos cuya única razón de existir es ser toreados (y de los cuales algunos imbéciles han llegado a decir que sin corridas no habrá cría, y sin cría sobrevendrá una más que probable extinción). Como decía, que hoy ando espeso y me voy por las ramas, el señor ministro quiere o bien devolvernos la fiesta nacional o bien fastidiar a los mandamases catalanes, que ambas cosas para el caso son la misma.
En esta estrategia de tocar los huevos y desandar caminos, también pretende reformar el sistema educativo, eliminar la educación para la ciudadanía como asignatura (se habrá echado a temblar creyendo, con semejante nombre, que los profesores de dicha asignatura explican socialismo en estado puro), e incluso cambiar el acceso a la función pública.
Ya no me extraña que este último punto lo llame cambio, pero en realidad sea un proceso selectivo de acceso a la función ex-pública (llámese también privada), y por consiguiente conlleve la acreditación de un buen padrino o, en su defecto, de un buen par de berzas.
La última barrabasada la ha protagonizado hoy, con un decreto en el BOE en el que dictamina que los temarios que los opositores a enseñanza tienen que estudiar han de ser los antiguos. Genial, señor Wert. Una decisión acertada, dada la chapuza que se había hecho con los nuevos temarios. Acertada, pero que llega varios meses tarde y rodeada de un evidente tufillo a interés político (si se cambia interés por malaleche, también vale).
Los opositores están sufriendo un calvario este año. ¿Hay o no oposiciones? La Junta decide que sí, pero no porque convenga sino porque vende electoralmente hablando. El gobierno central "recomienda" que no. La Junta no hace ni puto caso a recomendaciones que vengan del partido rival (¿acaso el Barca dejaría de alinear a Messi al jugar contra el Madrid si Florentino lo aconsera? Faltaría más). El gobierno se rebota y dice "pues os vais va cagar". A los otros se la suda el gobierno. Mientras tanto los sindicatos (CSIF, Ustea, ANPE...) fingen ser mentalmente idiotas y proclaman que tienen que estudiar bien la situación para pronunciarse a favor o en contra mientras se están forrando con cursos, subvenciones y demás. Y en esto que aparece de nuevo el Wert y saca un decreto que viene a decir: "para vuestros werts, los míos. O se desconvocan las oposiciones o vamos a fastidiar hasta aburrir", pero con palabras bonitas. Me refiero, claro está, al cambio de temario.
¿Y quién pierde en todo esto? El opositor, por supuesto, por encontrarse en mitad de todo este fuego cruzado. Un opositor que en los últimos tres meses ha gastado una pasta gansa en academias y temarios basura (ya que es imposible que a estas alturas nadie, ni siquiera una editorial, haya redactado nada potable), que ha perdido su tiempo libre en la redacción de temas inútiles, y que se desmorona anímicamente cada vez que algún cipote tiene una brillante idea.
El desenlace de todo esto será que los de la Junta reculen y desconvoquen, llorando amargamente mientras proclaman que ellos habían apostado por la enseñanza. Y una mierda apuestan por nada. Sólo apuestan por ellos mismos. Miedo me da darme cuenta, día a día, de que sólo se les escucha a ellos. Al igual que los 40 principales. Al igual que GH. Hace más ruido un sólo político que controle los medios que cien mil voces que se hablen boca a boca. Contaban ayer en las noticias que el PP contaba, según encuesta realizada por el CIS en enero, con un respaldo del 42%, frente al 28% de PSOE. Nada se decía acerca de la subida de otros partidos como IU o UPyD. Lo que se desconoce no existe.
Y esto es lo que hay. Volvemos a los toros, a la palmeta, a los ricos y pobres, al garrulismo como elemento opresor y como nos descuidemos, también volveremos al tabaco.
A ver, amigos... ¿quién concibe una buena corrida de toros sin un farias?