jueves, 28 de noviembre de 2013

¿TE ACUERDAS DEL 2004?

Hace unos días me encontré a un viejo conocido al que paré a saludar. Así, conversando sin más, me dijo por pura cortesía que si nos veíamos en el próximo puente podríamos tomarnos una cervecita juntos. Yo sonreí y le comenté que no estaría, que estaba planeando una escapadita a Oporto.
Él me respondió con un "¡qué bien vives!". Y a mí se me arrugó la frente. Sonreí cortésmente, que a veces es mejor no entrar al trapo, no vale la pena discutir con necios, y me excusé diciéndole que me salía muy económico. Me replicó que él no podía ni eso, y yo me acordé del 2004 aunque creo que tuve la delicadeza de no recordárselo para no hacer leña del árbol caído. Simplemente dije que me esperaban y me largué.
Mientras que en el 2004 mi amigo se había comprado una buena casa, un buen coche (Mercedes, si no me falla la memoria) y estaba montado en el ladri-dólar, yo malvivía en un piso compartido de Badajoz, preguntándome a mí mismo que para qué servía tener dos licenciaturas.
Yo tenía un pequeño trabajo en una academia en Mérida, aunque vivía en Badajoz (como decía, en un piso alquilado y compartido con dos personas más). No estaba dado de alta, y durante el curso sólo trabajaba dos días en semana, lo cual me permitía ganar una media de 300-400 euros al mes. Para esta miseria, daba clases a alumnos universitarios de todas las carreras: Matemáticas, Cálculo, Estadística, Métodos Numéricos..., lo que fuera. Si algo no lo sabía, me lo estudiaba por las mañanas y a explicarlo.
Los días que no trabajaba, los pasaba en la biblioteca, estudiando como un loco de 9 am a 8 pm. Sólo parábamos para comernos un menú de 5 euros en un comedor universitario. Todos los días lo mismo, sábados y domingos incluidos. Lo llamábamos "el día de la marmota", en homenaje a la película de Bill Murray, "Atrapado en el tiempo". 
Hacíamos cursos a distancia porque necesitábamos conseguir puntos en concepto de formación. En menos de un año tuvimos que regalar a sindicatos cientos, casi miles de euros, y rellenar estúpidos formularios que no nos interesaban para nada. 
Llegó el día de las oposiciones y las afronté con muchas ganas e ilusión. Había trabajado un montón y me veía con posibilidades. Mis esperanzas se nublaron cuando entré en el aula de examen y vi que el tribunal saludaba con efusividad a muchos opositores. Muchos saludos eran aquellos para tan pocas plazas. Mosca.
Me seguí mosqueando al comprobar que había que poner el nombre en todas las hojas de examen. Sé que en aquel momento tenía que haber protestado, pero me estaba jugando el futuro y sabía que llamar la atención de forma negativa no podía ser bueno en absoluto.
En definitiva, hice un gran examen de teoría, un buen examen de problemas, pero no aparecí en la lista de los aptos. Era de esperar.
Trabajé ese verano (los veranos eran a tope, y el sueldo se quintuplicaba), pero me ofrecieron un trabajo en otra academia de Jaén y acepté. No era gran cosa, pero me permitiría ganar cerca de 1000 euros fijos al mes. Me despedí de mi anterior academia, explicando que allí no me podían igualar las condiciones laborales y me vine de nuevo a mi tierra, después de diez años en Extremadura, y sólo con mi viejo ZX cargado de cosas.
Como tenía una quincena de vacaciones (o días libres, porque no sé si se pueden llamar vacaciones cuando no se cobra), me aventuré a sacar 300 euros de la cuenta, cargar una mochila y hacerme el Camino de Santiago yo solito con mis ideas. Lo único que buscaba era perderme un poco e intentar ver algo de luz en este extraño túnel en el que andaba metido. 
El camino fue una gran experiencia. La soledad apenas me duró unas horas. En el camino todos son amigos. En el camino se forjan lazos invisibles que unen para toda la vida. En el camino recuperé la sonrisa.
Pero llegué a Santiago, y tuve que volver a mirar el reloj. En pocos días empezaría a trabajar de nuevo, de modo que regresé para encontrarme que en el mundo real no imperan los principios del camino, y mi nuevo jefe pretendía explotarme. El muy canalla me había cambiado las condiciones pactadas, y básicamente quería que empezara a trabajar casi gratis.
Lo mandé a la mierda. De todas formas, el tipo olía a gineta incluso con el viento en contra, y yo es que no soporto los malos olores.
Así que me vi peor que nunca. Sin trabajo, sin independencia (había vuelto a cada de mis padres, que menos mal que siempre han estado ahí), sin amigos, sin nada. Diez años fuera hacen que tu memoria sea prácticamente borrada de la historia del lugar en el que te criaste.
Trabajé un mes en un taller de ferralla, y otro mes de peón de albañil. Trabajaba 10 horas al día y estaba dado de alto media jornada.
Y así terminó el 2004 para mí. A partir de entonces todo empezó a mejorar, poco a poco, paso a paso. Cambié los ladrillos por otra academia, la academia por un instituto concertado y, trabajando y estudiando a la vez, conseguí sacar plaza como profesor.
Ahora tampoco es que esté para tirar cohetes, aunque por supuesto que no voy llorando ni quejándome. Tengo un piso que no llega a 80 m y una hipoteca de la que me quedan 20 años por pagar. Tengo un coche de segunda mano. Creo que esos son todos mis bienes.
Y me tengo que callar cuando alguien me reprocha que me voy a Oporto, porque no callarme sería ser insolidario.Al menos puedo escribirlo y desfogar por aquí.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

¿ES FIABLE EL BARÓMETRO DEL CIS?

Tengo en mi mano la encuesta de opinión realizada por el CIS en el mes de octubre de 2013 (quien quiera, se la puede descargar aquí). 
Personalmente, he de comentar que la encuesta se ha realizado a 2485 personas de toda España. En mi opinión, una muestra demasiado pequeña de la cual no se pueden sacar demasiadas conclusiones válidas principalmente cuando los implicados son aquellos datos con porcentajes bajos. Por decirlo de otra manera, imaginad que de 100 personas, sólo una es fan del Betis (1%, pero esto no lo sabemos). Ahora decido realizar una encuesta, extraigo una muestra de 10 personas, y entre ellas está el bético. El resultado de la encuesta dirá que el 10% de la población es bética. En cambio, si en la muestra no estuviera el bético, el resultado de la encuesta dirá que el 0% de la población es bética.
Los porcentajes pequeños son mucho más cambiantes en este tipo de encuestas.
Dicho lo cual, vuelvo al motivo de esta entrada, y es que al ser yo desconfiado no sólo por naturaleza, sino porque este país se ha convertido en los últimos años en un merendero de negros en el que vayas por donde vayas te dan el bocado, he revisado las operaciones realizadas en el apartado de intención de voto, ya que me ha llamado mucho la atención que las noticias afirmen que PP está por delante de PSOE mientras que en la encuesta el porcentaje de intención es sensiblemente inferior, tal y como muestro en la imagen siguiente (es un recorte de la encuesta):

No cuadrándome las cifras, he seguido leyendo y me he encontrado en la última página con esto, que son los datos oficiales que están siendo colocados en todos los medios de comunicación (sólo están dando los datos de la segunda columna):

Y entonces, como los datos no cuadran ni con cola, preceden esta tabla tan curiosa con una nota que me vais a permitir que desgrane a mi manera (en negrita, texto del CIS):
"Dado que el dato "intención de voto" es un dato directo de opinión y no proporciona por sí mismo ninguna proyección de hipotéticos resultados electorales (entonces, ¿para qué coño hacéis una puñetera encuesta?), en este anexo (véase la anterior tabla) se recogen los resultados de aplicar un modelo de estimación a los datos proporcionados por la encuesta (uhhhhh, arriesgado... y claramente susceptible de ser tendencioso). Procedimiento que conlleva la ponderación de los datos por recuerdo de voto imputado (¿recuerdo de voto imputado? El voto imputado, señores del CIS, sólo recuerda que el PP no ha cumplido ni una sola de sus promesas electorales. ¿Capisci?) y aplicación de modelos (así, en general, sin precisar. ¿Para qué?) que relacionan la intención de voto con otras variables (variables que sólo los investigadores saben y que están custodiadas en una gruta secreta situada en una isla misteriosa en medio del Índico). Obviamente, (gracias por utilizar este adverbio de modo, adelántandoos a mis intenciones) la aplicación a los mismos datos de otros modelos podría dar lugar a estimaciones diferentes (en castellano de a pie, si los datos son manipulados por simpatizantes de otros partidos, las estimaciones serían diferentes)"

Con los datos de la encuesta, considerando sólo los "votos" válidos, interpretando que los votos en blanco no son para nadie, y no echando mano a complejas fórmulas con variables misteriosas ni recuerdos del pasado, a mí me salen los siguientes porcentajes:


Cada uno que saque sus propias conclusiones y se responda por sí mismo a la pregunta que da título a esta entrada.