El premio consistió en una cantidad económica, un diploma, unas botellitas de vino cortesía del bar El Barón y una agradable tarde de fiesta en buena compañía en la abarrotadísima plaza de Abades de Córdoba, muy cerca de la Mezquita.
En la foto se me ve posando (¡con camisa!) con mi amigo Paco (killer Zonum), instantes después de recibir el premio. La foto la he robado del blog del Killer Toons (ver reseña en KillerToons blog)
Sobre el relato en sí, tengo que reconocer que nunca pensé que pudiera ser premiado, ya que se trata de una historia que había escrito unos meses antes para mi próxima antología de relatos, y que incumple algunas de las "normas estándares" de los relatos.
Por no ir más lejos, es un cuento con un arranque lento y poco insinuante. Dos personas quedan en una extraña y desértica cafetería y empiezan a discurrir. Una conversación aparentemente trivial. Profunda pero trivial.
Pero los que me conocen saben que pocas veces escribo cosas triviales.
Siempre pensé que si el jurado era capaz de pasar del ecuador del relato, tal vez entonces tendría una mínima opción, y por suerte parece que así fue.
Para los que quieran leerlo, está publicado en el facebook de Asociación Cultural Abades. Por mi parte, esta historia se incluirá dentro de la próxima compilación de relatos, prevista si todo va bien para 2012, y con título aún por determinar. Esta vez, muchos de los relatos tendrán un pequeño eje conector, aunque estoy intentando que cada uno tenga su propio estilo y autonomía.
Se me olvidaba comentar que el argumento del relato surgió durante "una conversación trivial" que mantuve con mi buen amigo Manuel Barbero.