Un acertijo clásico, para calentar este mini-puente. Se lo dedico a mis chicos de 1º de bachillerato, que sé que les gusta pensar en vacaciones.
Un ganadero muere y deja a sus tres hijos una herencia de 35 cabezas de ganado. En su testamento afirma que el mayor se llevará la mitad de las reses, el hijo mediano una tercera parte, y el pequeño la novena parte.
Cuando fueron a repartir, los tres hijos se dieron cuenta de que el 35 no era múltiplo de ni de 2, ni de 3 ni de 9, con lo cual no podían repartir el ganado sin matar alguna de las reses.
Por ello, hablaron con su vecino, Alexander Picarón, y éste les propuso lo siguiente:
-Yo os doy una res más, y así podéis repartiros la herencia sin problema alguno.
Los hijos dijeron "¡albricias!", y saltaron y cantaron, pues ya podían tener lo suyo sin matar res alguna, y encima habían ganado una cabeza de ganado más.
Al repartir, el mayor se quedó con la mitad de 36, es decir, con 18.
El mediano, con una tercera parte de 36, es decir, con 12.
Finalmente, el pequeño se quedó con su novena parte, esto es, con 4.
Como 18+12+4 = 34, el vecino Alexander Picarón dijo que él se llevaría las dos reses que sobraban, y el asunto estaría por fin resuelto sin necesidad de matar al ganado.
Los hijos se miraron con cara de bobos.
¿De qué forma fueron timados?
Juas, juas, juas. Eso les pasó por quitarse de la escuela en 3º de la ESO.