España ha sido (rescatada).
Lo que aquí ha ocurrido, en otros países ha costado la cabeza de sus dirigentes políticos. Pero aquí no, aquí seguimos teniendo a Rafa Nadal, a la selección española, a Fernando Alonso, al Barca y al Madrid, a la Virgen del Rocío, al Sálvame Deluxe, al Gran Hermano 12+1 y al Águila Roja.
Comentaba esta mañana a mis alumnos: "¿Qué, chicos? ¿Qué opinais de lo del rescate?". Y me respondían todos al unísono: "¿qué rescate, maestro?".
Nos hemos criado con tanta abundancia que hemos acabado con las conciencias sociales adormecidas. No les reprocho nada a mis chicos, pues tienen 16 años, pero sí se lo reprocho a los demás, a los que votan, a los que no se movilizan porque piensan que nada van a cambiar unos pocos, a los que se aferran a lo poco que les queda porque prefieren conservarlo sin darse cuenta de que nos lo están robando grano a grano.
Los caraduras que nos gobiernan han puesto sobre la mesa dos argumentos que en teoría pretenden usar como salvaguarda de su culo apoltronado:
A) Que todo lo ocurrido ha sido consecuencia inevitable de la mala gestión del anterior gobierno.
B) Que este (rescate) es algo bueno y positivo para España, que no va a repercutir en la sociedad y que nadie ha presionado a nuestro gobierno para que lo acepte, sino todo lo contrario.
¿Cuánto tiempo se va a usar como escudo la excusa del mal gobierno de Zapatero (que en su retiro descanse con el dinero de mis impuestos)?
Sobre el segundo punto, las declaraciones de Rajoy me han sonado a Tom Sawyer ofreciendo a sus amigos la posibilidad de pintar su valla a cambio de algún pago. Si fuera algo positivo, por Dios bendito, lo habrían anunciado a bombo y platillo con semanas de antelación en vez de negarlo más veces de las que Pedro negó a Jesús.
Total, que tenemos un fondo por ahí de 100.000 millones de euros a nuestra disposición, o más bien decir que a disposición de aquellos que tienen otros 100.000 millones en su haber. Porque, amigos, hoy he sacado la calculadora y acordándome de las millonarias indemnizaciones que han cobrado (y pretendido cobrar) altos ejecutivos de Bankia, tales como
Aurelio Izquierdo (14 millones de euros... para pipas), calculo que bastarían con unos 7.000 personajes como éste -y sus 14 millones- para pagar dichos 100.000 millones de euros.
A mí me basta con 7.000 para desplumarlos hasta la ropa interior y evitar el (rescate). Pero claro, como también dije en otra entrada,
ellos -la clase política- no se van a decapitar a sí mismos. Faltaría más. Ellos siguen su estrategia de (parafraseando a mi amigo Quijano) socializar las pérdidas capitalizando los beneficios, que es la estrategia que los está enriqueciendo.
Todo palabras bonitas, todo venta. La señora Aguirre, la política más bocazas que ha dado esta nación, anuncia recortes políticos y los lleva a cabo. Eso sí,
¿cómo va a cargarse a uno de los suyos? ¿Estamos locos o qué? ¡Ilusos! Nos darán mil patadas, y aún seguiremos agachados para recibir la siguiente.
Las cifras grandes son mareantes. Tan mareantes que no sabemos hasta qué punto son grandes. Cuando explico cifras grandes en clase me gusta ejemplificar con cosas comparativas que nos ofrezcan algo de luz. En este caso, he querido trabajar con los 100.000 millones. Si ponemos que una hipoteca media es de 100.000 euros (muchas serán de más, pero otras muchas estarán ya casi pagadas), dividiendo la cifra del (rescate) entre 100.000 me sale exactamente 1 millón de hipotecas que se podrían cancelar.
Ah, y la prima de riesgo subiendo (ahora mismo en 520 puntos básicos). Si sigue a este nivel, España no pondrá vender su deuda a los mercados (sí la podrá vender, pero a un interés insostenible), tal y como ocurre con Grecia y Portugal, y no tendrá más remedio que acudir a un rescate sin paréntesis.
¡Qué vergüenza de todo!