A veces avanzamos tanto y tan deprisa que nos vamos directos al barranco.
Hasta no hace mucho, este país era totalmente machista (todavía lo sigue siendo un poco, pero se intenta arreglar cada vez más). Cada uno lo ve desde su perspectiva: las mujeres creen que seguimos siendo machistas, y los hombres pensamos que ya no lo somos.
Independientemente de todo esto, hay que preguntarse qué es el machismo. Según wikipedia, el machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de actitudes discriminatorias contra las mujeres. Dicho por mí de otra forma, machismo es entre sexos lo que racismo entre razas.
Y claro, si representamos con un péndulo el equilibrio, un mundo machista es un mundo en el que el péndulo se sitúa en uno de sus extremos más altos. Lo suyo sería colocar el péndulo en el centro, y dejarlo ahí quietecito, pero claro, este péndulo se comporta como tal, y cuando llega al medio... ¡sigue adelante y sube hasta el otro extremo! No tiene la culpa el pobre péndulo. Es sólo una cuestión de leyes físicas.
¿Y a qué viene todo esto?
Pues porque estoy cabreado. Este fin de semana inauguraron la temporada de la discoteca de aquí, cuyo nombre no diré porque ya se publicita sola (y a la que puse verde en otra ocasión por no respetar la prohibición de fumar), y mira que yo no soy muy de discotecas, pero por eso de dejarse llevar, iba a ir cuando me enteré de que... ¡las chicas no pagan!
¿Cómo se masca esto?
¡Las chicas no pagan, y los chicos sí! Uf, uf, uf, respira Manuel.
Uy..., si esto fuese al revés..., millones y millones de asociaciones pro derechos de la mujer, organismos oficiales, y hasta el papa matzinger z, meterían sus zarpas y la discoteca duraría menos que un chorizo en la mesa de Carpanta.
¿Qué nombre se le da a esto??????
Yo entiendo que es una estrategia de marketing: las chicas entran gratis, luego acuden en masa. Si las chicas acuden, los chicos, que somos meros animaloides hueleculos prehistóricos, entramos en busca de caza, y pagamos, y además invitamos a las chicas. Una jugada redonda. Pero... ¿vale todo? Porque si vale todo, mañana abro un bar y sólo pagan los negros. Los blancos gratis, a tomar por culo, como en la américa de mediados de siglo. Si hago esto me comen, me cierran el bar y me clavan una multa que me cago las patas abajo.
No sé..., a mí me jode pasar todo el año peleando en clase contra todo tipo de prejuicios familiares en torno al sexo, y luego encontrarme con este tipo de prácticas.
Muchas serán ahora las chicas que dirán eso de: ¿a que jode sentirse discriminado?
Pues sí, jode. Pero no deberíais sentiros orgullosas. Se está peleando por conseguir la igualdad, lindas damiselas, y para ello hay que detener el péndulo. No vale igualdad para algunas cosas, y beneficio para lo que interesa. Eso sería cometer los mismos pecados y supondría no haber avanzado nada.