lunes, 29 de agosto de 2011

martes, 23 de agosto de 2011

LO QUE SE QUEDÓ EN EL CAMINO

Se sabe que a veces un simple olor es capar de evocarte un recuerdo tan lejano que más que recuerdo se ha quedado en una sombra de sueño. Muchas veces me pasa, y cuando ocurre suelo pasar bastante rato intentando ubicarme en el lugar y en el tiempo en que olí aquello.
Hoy me ha pasado algo similar, aunque diferente. Algo que hacía mucho tiempo que no me pasaba, algo que me ha transportado a quince o veinte años atrás, cuando las cosas eran diferentes.
Una mujer me ha pedido la hora.
¿Desde cuándo no me habían pedido la hora? Supongo que desde que todo el mundo tiene un teléfono móvil.
Quedan muy lejanos aquellos días en los que te tenías que vestir para ir a casa de un amigo y decirle que había partido de fútbol a las ocho de la tarde. Si estaba en casa, bien. Si no, dejabas el recado a sus padres. Sin encriptaciones, sin abreviaturas, sin escatimar en lenguaje. Te identificabas, saludabas y dabas lentamente el recado. Conocías a las familias de los amigos, y ellos te conocían a ti. 
Si todo sigue más o menos bien, estoy ya a mitad del camino. Y he dejado muchas cosas atrás. Cosas que recuerdo, casi siempre, con un esbozo de sonrisa.

sábado, 13 de agosto de 2011

EL SANTO ROSTRO, RELIQUIA ESTRELLA DE LA CATEDRAL DE JAÉN

Sé que entradas como la que sigue no me van a proporcionar muchos amigos. Me comentaba un conocido mío de profesión hostelero hace unos días que el hecho de mantener su opinión de que "la Virgen de la Cabeza y su romería era un cáncer para Andújar" le había ocasionado perder numerosa clientela en su bar. Lo miré entre divertido y asombrado: "¡Pero cómo te atreves con algo así en esta ciudad!", le respondí. Para los que no son de aquí, la equivalencia podría ser similar a cantar un gol del Barca en mitad del graderío de los Ultra Sur en el Santiago Bernabéu, pero en peor. En Madrid puedes ser del real, del atlético, o incluso del Getafe. En Andújar o eres de la Virgen de la Cabeza o no eres del pueblo.
Estuve hace un par de días visitando de nuevo la Catedral de Jaén. Lo cierto es que impresionante, como siempre, aunque me hicieran pagar 5 euros para entrar. No es que no lo valga, que lo vale. Es que fastidia pagar por algo que has visto decenas de veces, y que sabes que en el futuro ya no vas a ver tanto por el mero hecho de tener que pagar.
Lo bueno de pagar es que me dieron una audioguía y me enteré de algunas cositas que antes no sabía. Me llamó especialmente la atención lo que la guía consideraba como "obra más valiosa de la Catedral": una reliquia del santo rostro. Se dice que una mujer (llamada Verónica) secó con su velo la cara de Jesús durante su pasión. Caprichos de santos, la imagen de Cristo quedó perfectamente estampada en dicho velo para su posterior utilización como instrumento atractor de fieles y crédulos.
Como buen curioso que soy, quise ver el santo rostro, así que me dirigí a la capilla que alberga la reliquia, llevándome la desilusionante sorpresa de encontrarme sólo ante una urna cerrada tras un cristal cerrado ubicado tras una reja cerrada. Faltaba un dragón con tres cabezas. Con tanta seguridad y oscurantismo, ¿cómo van a convencer y/o convertir a infieles como el que suscribe estas líneas?
Lo mejor de todo esto es que investigando por ahí he descubierto que son al menos cinco las iglesias en el mundo que se disputan la posesión del auténtico santo rostro (tres españolas, además de San Pedro del Vaticano y el Sacre Coeur de París). Para justificar semejante despropósito, los inventores de bulos y engañadores de bobos consideraron conveniente proponer a las masas la hipótesis de que Verónica tuviera plegado su velo antes de usarlo con Jesús, imprimiéndose el rostro en las distintas capas del tejido. Posiblemente, digo yo, hasta quedó impreso en la palma de la mano de la mujer, a modo de tatuaje.
¡Milagritos a mí, que he parido a un santo!