lunes, 16 de junio de 2014

12 HISTORIAS EN BUSCA DE UN TÍTULO

Mis nuevas doce historias no están buscando autor, como los seis personajes de Luigi Pirandello, pero sí un título que haga justicia con los secretos que estas encierran.
Y es que hoy me he levantado caliente. Los escritorzuchos de tercera como yo nos templamos y nos destemplamos como mecidos por las estaciones, solo que en vez de afectarnos las temperaturas externas nos vemos afectados por el inmenso curre que conlleva el momento de la publicación. Cuando se publicó "El latido de Olimpia", en diciembre de 2012 (hace ahora año y medio), me dije que nunca más iba a meterme en embolados como este.
Para que os hagáis una idea, tras ese pisapapeles negro en tapa dura que muchos tenéis en vuestra casa, hay varios meses de documentación y notas, dos años de escritura, dos años de reposo, dos lecturas completas (te acaba aburriendo tu propio libro) y otras dos de María Arroyo -a quien agradezco su paciencia infinita porque a veces tira más de mí que yo de ella-, supervisión de la maquetación y vuelta a releer, nueva supervisión de la maquetación y lectura final, supervisión de las portadas y contraportadas, negociaciones con la imprenta y luego, para dar la puntilla, presentaciones y distribución.
Un trabajo inmenso para alguien que ya tiene un trabajo. Un trabajo que en circunstancias normales (es decir, cuando uno es alguien) se hace entre varios.
Pues como iba contando, después de "El latido de Olimpia" entoné el nunca mais. Me enfrié. Seguí escribiendo pero me juré que los próximos libros los publicarían mis herederos, si es que alguna vez encontraban los manuscritos y les salía del pifostio.
Y hoy, no sé por qué, he vuelto a sentir el cosquilleo. Supongo que me envenena ver a mi nueva criatura prácticamente terminada. Supongo que otra vez me ha poseído ese demonio ególatra y exhibicionista que tenemos todos los que escribimos, que hace que queramos que los demás nos vean desnudos. Y que nadie os cuente bobadas: nadie escribe para sí mismo. Todo el que escribe desea ser leído. Todo el que escribe desea ser adorado.
Ya están terminadas 11 de las 12 historias. La última la tengo esbozada en la cabeza y estoy deseando disponer de un poco de tiempo para darle forma. Una historia que va a requerir de toda mi habilidad para conseguir cerrar un círculo.
Porque, no lo he dicho, estos cuentos oscuros formarán un puzzle cuya construcción va a demandar toda vuestra atención.
Os dejo, quiero colocar la última ficha.

4 comentarios:

Toñi dijo...

Animo Manuel!!! no te rindas porque aunque verlo publicado conlleve mucho trabajo, al final siempre merece la pena. y tus lectores estamos deseando tener entre las manos otro libro tuyo.
Un saludo.

Manuel Amaro dijo...

Gracias, Toñi.
Si al final hago lo que hago gracias a los poquitos que me seguís.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Sr.Amaro; sigo preguntándome para cuando el gran León. Hágalo pronto no sea que se gaste Vd. J.L.

Manuel Amaro dijo...

Deja que repose el gran León.
Este año toca relatos. Igual, si os portáis bien y este próximo libro funciona como debe, para el año que viene.
Si no, para el 2016, que yo suelo publicar en años pares.